Rosemary Conceição dos Santos*
Francisco Tobar García (1928-1997) foi um poeta, dramaturgo, contista, ensaísta, jornalista, crítico literário, diplomata e professor universitário equatoriano, que conquistou seu Ph.D. em Literatura pela Pontifícia Universidade Católica do Equador . Foi professor visitante na Universidade Nacional de La Plata na Argentina, na Sorbonne em Paris e na Universidade Complutense de Madrid, além de atuar como diplomata do governo equatoriano na Espanha, Haiti e Venezuela. Diretor da divisão editorial da Casa da Cultura Equatoriana, publicou sua primeira coletânea de poemas, “Amargo” (1951), seguida por “Segismundo y Zalatiel” (1952), “Naufragio y otros poemas” (1962), “Dhanu” (1978) e “Ebrio de eternidad” (1992). Durante seus anos como professor da Católica Universidade de Quito teve contato com o coletivo Teatro Experimental e fundou, logo em seguida, o Teatro Independiente, que funcionou de 1954 a 1970, atuando como diretor teatral e autor. Em 1979 publicou o romance “Pares o nones”, vencedor do Prémio Marbella, seguido de “La corriente era libre”, em 1979, e “Autobiografia admirável de mi tía Eduvigis”, em 1991, considerada pela crítica sua obra-prima. Em 1991 publicou também a coletânea de contos “Los quintos”. De “La luz labrada” (1996), trazemos o seguinte poema:
LAS MONTAÑAS AZULES
Aquí he llegado,
a la edad en que el hombre se detiene;
la cumbre entre la niebla es desafío
y debiera rendirme.
¡Cansancio de buscar irrazonablemente tanto
sin saber qué buscamos! Pero he aceptado el tiempo;
los árboles son sombras y las hojas
orecidas resbalan en la estación propicia.
A mi redor hay muerte, pero siento
que en mi espíritu nacen las primeras palabras,
las que nunca dijera porque ansiaba el olvido,
el camino más fácil.
Pocas fuerzas me quedan
la víspera del viaje a las montañas
que el azul más oscuro protegiera;
mas si ella está conmigo,
mejor dicho tan dentro, ¿cabe duda?
¡Entrambos hallaremos el sendero
pocas veces hollado pues la pereza nos retiene!
Elena dice entonces: “eres
el poeta desnudo que camina
con certeza plena de llegar a ser canto;
no cubrirá tu cuerpo losa alguna.
Tú morirás en mí, como has nacido”.
Las montañas azules,
en la profunda oscuridad, me llaman.
Si me soñaste,
y soñaba yo en ti desde la infancia,
lanzo al viento esta dicha inquebrantable:
porque somos mortales, merecemos el triunfo:
mañana serán nuestras la soledad, la altura.
Professora Universitária*